septiembre 24, 2008

El patio de mi abuela o de por qué me gusta la lluvia

El patio de la casa de mi abuela, en Maturín, solía estar lleno de matas de mango, ciruela de huesito, cereza, parchita, aguacate, guayaba, platano, lechoza y maiz. Eso del mundo vegetal, porque del animal, había conejos, gallinas, pavos y perros.

Todas nuestras vacaciones de la infancia transcurrieron en ese patio, mi hermana, mi hermano y yo. Apenas entraba el mes de agosto, mis papas nos subían al carro, y arrancaba el viaje. En aquella época mi papá tenía un Dodge Dart de color naranja con techo negro de vinil, listo para Halloween pués!, y alli cabíamos los 5, sin contar con uno que otro pasajero adicional que a veces agarraba la colita.

El viaje era largo, bueno, sigue siendo, solo que ahora uno lo hace con choferes que van más apurados. Casi siempre al llegar, mi abuela nos tenía una olla de sopa, para reponer las fuerzas, y mis papas se quedaban por 2 ó 3 días, y luego se regresaban solos, dejando a los retoños por aquellos lares.

Durante esos dos meses, hacíamos de todo, pero cosas que generalmente en las ciudades uno no hace, por ejemplo, en las matas de mango mi abuelo había puesto una barra y colgaba dos columpios para que jugáramos hasta decir no más, le ayudábamos a darle de comer a los animales, lo acompañábamos a cortar el pasto para los conejos, hacíamos un picnic con mantelito y todo, hacia la parte de atrás donde había sembrado maiz. Con mis tíos nos poníamos por la tarde a comer mangos, sentados debajo de la mata, y en un radiecito portátil escuchábamos la radionovela: "Martin Valiente, el ahijado de la muerte", y en las tardes mi abuela hacía cachapa, pero "cachapa de hoja" de la de allá, que es una sola y es grandota, y de ahí cada quien toma un pedazo. Que recuerdos, Dios! eran demasiado buenos esos tiempos!

También bañarse era un show, como el agua no llegaba con regularidad (aun hoy siguen teniendo problemas), mi abuela tenía en el patio unos pipotes grandotes llenos de agua, y uno se paraba allí, medio tapado por unas láminas de zinc, y comenzaba a echarse agua con unas perolitas, con una totuma o con lo que estuviese a la mano. Para lavar los platos era el mismo procedimiento, pero se remojaban en una ponchera, se lavaban y luego se enjuagaban.

Cuando llovía gozábamos un mundo!, como todo el patio era de tierra, aquello se ponía como un inmenso lodazal, que cuando echabas a correr para no mojarte, si el agua te agarraba en medio del patio y querías llegar rápido a la casa, las cholitas que usábamos se quedaban como pegadas y nos dábamos unas resbaladas, reíamos a carcajadas.

Sin embargo pasó el tiempo, y con la llegada de la adolescencia y la rebeldía, comenzamos a negarnos a volver, poco a poco se hicieron más esporádicas las visitas, hasta llegar a pasar años sin viajar hasta allá, a veces viene mi abuela.

Pero hay algo que no voy a olvidar nunca, y es que allí aprendí a amar el olor de la lluvia, mezclada con la tierra, con las matas, con las flores... Ahhh, me encanta la lluvia!


Un encanto...



Contagiada de algunas tías bloggeras que rondan el espacio, quise compartirlas con ustedes, son pura chispa y alegría, te animan los días, son un encanto, son ... mis sobrinas y además son hermanas!
Las amooooo!!!
Se nota?
Dios las bendiga siempre!




septiembre 19, 2008

Positivo!


Sí, ha sido ayer, "positivo" el resultado de mi prueba...
La emoción no me dejó escribir ayer mismo...
Siento que la alegría y la dicha tocan de nuevo a nuestra puerta...
Un poquito de susto, que me irá pasando de a poco...
La felicidad de saber que mi angelito está siempre allí!
Gracias, Dios!


septiembre 15, 2008

Asomada


No me he ido, sigo asomada a la ventana, esperando ver mi estrella...

(*) La ilustración es de Issa Gallego.


septiembre 08, 2008

Y mientras espero


Como ya ustedes saben, el pasado 29 me hicieron la inseminación artificial, ahora estamos a la espera (largaaaa espera) de conocer los resultados, mientras espero, yo:

* Leo muchos blogs lindos que me suben el ánimo, y me distraen con su música y su color...

* Reviso los blogs de scrapbook y de tarjetas, para aprender cosas nuevas...

* Hago cajitas de papel para regalitos y pequeños detalles, así puedo explorar mi creatividad...

* Oigo música, que siempre es buena para el alma...

* Leo, ahora mismo solo tenía a la mano "Harry Potter y el misterio del Principe" (jejeje!, pero me entretiene...)

* Observo, aunque tratando de no pensar mucho, si mi cuerpo está cambiando. Noto que en algunos aspectos sí, pero no quiero fantasear con eso...

* Rezo, y mucho!, debo traer loco a papá Dios y la Virgen...

"Cada trecho recorrido enriquece al peregrino y lo acerca un poco más a hacer realidad sus sueños" - Paulo Coelho (El Alquimista)




(*) La imágen se llama "Viaje de ida y vuelta", también de la ilustradora Platónika

septiembre 02, 2008

Los tubos de las cortinas

No se si ya lo habrán leído antes, pero a mi me lo enviaron hace poco, y me pareció muy bueno para compartirlo, y reir un rato!

*Los tubos de las cortinas *

La mujer recién divorciada, pasó el primer día bien triste, empacando sus cosas en baúles y maletas, y su mobiliario en grandes cajas.

El segundo día vinieron y recogieron sus pertenencias y muebles.

El tercer día se sentó en el suelo en el comedor vacío, puso música suave, dos velas, dos kilos de camarones, un plato de caviar y una botella de vino blanco, frío hasta más no poder.

Cuando terminó, desmontó todas las barras de las cortinas de cada cuarto, le quitó los tapones de los extremos, y dentro colocó la mitad de los camarones y un poco de caviar, y las colocó de nuevo con sus tapones en los extremos.

Cuando el marido regresó a la casa, se mudó con nuevos muebles y con nueva novia. Todo fue perfecto los primeros días. Lentamente, la casa empezó a oler mal. Trataron de todo, limpiaron, trapearon y airearon toda la casa.

Los ventiladores fueron chequeados por si hubiera ratones muertos, y las alfombras fueron lavadas. En cada esquina se colgaron perfumadores de aire. Se gastaron cientos de botes de spray de olor. Hasta pagaron para cambiar todas las costosas alfombras de la casa. Nada funcionó.

Nadie volvió a visitarlos, los trabajadores se negaban a trabajar en la casa, y hasta la sirvienta renunció. Finalmente, el marido y la novia tuvieron que mudarse ya desesperados.

Todavía al mes no habían encontrado a quien venderle la hedionda casa, inclusive los vendedores se negaban a responder a sus llamadas. Entonces
decidieron comprar una nueva casa.

La ex esposa llamó al hombre para unos asuntos del divorcio y le preguntó cómo estaba. El le contestó que bien, que estaba vendiendo la casa, pero sin decirle las verdaderas razones. Ella lo escuchó con mucha calma y le dijo que ella extrañaba demasiado la casa, y que hablaría con los abogados para arreglar los papeles, con tal de conseguir la casa de nuevo.

Sabiendo que su ex esposa no tenía la menor idea del mal olor, él aceptó la negociación por una décima parte del precio real de la casa, con tal de que ella firmara ese mismo día. Ella aceptó, y en menos de una hora, él le envió los papeles para firmarlos.

Una semana más tarde, el hombre y su novia se pararon en la puerta de la vieja casa con una sonrisa en los labios, viendo como empacaban todos sus muebles y los metían en un camión, camino a su nueva casa ... incluyendo los tubos de las cortinas.

ME ENCANTAN LOS FINALES FELICES, A TI NO ?


septiembre 01, 2008

De las cosas pequeñas...


Desde que estoy en casa, y que no tengo un trabajo al cual asistir, me he dado cuenta de esas cositas cotidianas que pueden hacer más feliz el día a día, y me refiero a esas actividades que algunos llaman de "amas de casa".

Pués bien, el caso es que ahora que puedo tomarme mi tiempo y hacerlo todo con más calma, he reparado en lo mucho que me gusta tender mi cama. Si, por tonto que pueda sonar, es una de las cosas que más me gusta hacer.

No se si es el hecho de lo bien que huelen las sabanas limpias, o la sensación que tiene uno cuando se acuesta y coloca su cabeza en esa almohada nueva, pero lo cierto es que aunque no soy fanática de las labores del hogar, esta es una de las pequeñas cosas que más disfruto.


O quién sabe, tal vez no había captado que los sueños pueden ser más bonitos cuando estrenamos cama. No hay garantía, pero lo cierto es que el cuerpo lo agradece, y yo creo que el alma también, al menos la mía.