agosto 09, 2008

La mejor parte de la vida

El texto me lo regaló una amiga que está lejos, ya que estoy a punto de tomar el tren de los 40, y me parece muy hermoso, por eso lo comparto...

La Mejor Parte de la Vida
David Niven, PhD.

Según el destacado científico social, la segunda mitad de la vida puede ser mejor que la primera. Para que ello suceda hay que tener en cuenta una série de recomendaciones que el profesor formula en su exitoso libro con base en investigaciones profundas sobre la conducta, los hábitos de vida y la felicidad de quienes ya tienen arrugas y canas. Resumimos y comentamos algunas de esas sugerencias, las que más nos llamaron la atención:

La felicidad no es un accidente.
Se puede aumentar si uno toma conciencia de lo que está haciendo y de lo que está dejando de hacer, y asume el compromiso de cambiar lo que no le gusta.

Hay que intentar siempre hacer cosas nuevas.
Las personas que viven en la rutina son 26 por ciento menos optimistas sobre su futuro, cuando se les compara con quienes están constantemente haciendo pequeñas o grandes innovaciones en su vida.

Disfrute las muchas cosas bellas que hay a su alrededor.
Un amanecer, una flor, una obra de arte, una pieza musical, una buena jugada en el fútbol, la sonrisa de un extraño, la ternura de un bebé o el regreso a casa, son apenas unos pocos ejemplos de las muchas cosas maravillosas que a diario suceden, y que no gozamos a plenitud.

Nunca se dedique a no hacer nada.
Las personas activas sufren de depresión y otras enfermedades en menor proporción que los que poco o nada hacen. Mantener la mente y el cuerpo en acción es la mejor manera de conservar un espíritu joven.

Exprese su propia personalidad.
Haga lo que haga, después de los 40 años es necesario que lo haga con su propio estilo, con su propia voz, dejando siempre su huella personal en cada paso.

El dinero no compra felicidad.
Esta afirmación que parece no ser cierta en la primera mitad de la
vida, se convierte en una realidad en la segunda parte. Porque las
personas se dan cuenta de que prácticamente siempre, los momentos felices que han vivido, nada tienen que ver con dinero.

Mantenga sus temores a raya.
Imaginarse problemas futuros, preocuparse más de la cuenta, vivir
asustado, es la mejor manera de amargarse la vida. Hay que procurar mantener la mente despejada y fresca el alma.

Los días por venir pueden ser mejores que los días del pasado.
Mientras más credibilidad tenga este planteamiento, mayor es la
probabilidad de que este deseo se materialice. Porque hay múltiples
evidencias que demuestran que mucho de lo que nos sucede es producto de la actitud que tengamos frente a la vida.

No se aísle, sea abierto, sea receptivo, involúcrese con mucha gente. Interésese en sus vidas. Así descubrirá aficiones comunes, experiencias enriquecedoras y compañía en los momentos difíciles. Marginarse de la familia o de la sociedad es una forma de acelerar el envejecimiento del corazón.

Hay que ver lo bueno, no sólo lo malo de las transiciones.
Después de los 40 se presentan cambios duros de aceptar, pero en muchos casos esos cambios tienen un componente positivo, se abren puertas a nuevas posibilidades.

Disfrute de la naturaleza.
Salir
al campo o la playa es muy saludable
para el cuerpo, la mente, el espíritu y el corazón. Por esas cosas mágicas de la vida, la belleza de lo natural inspira, relaja y distrae.

Reconozca que la vida en muchos frentes se descomplica.
Es cierto que para algunas cosas ser joven trae sus ventajas, pero también es verdad que para muchas otras tener cierta edad implica alivio. El 60 por ciento de la gente mayor de 50 años afirma que siente menos estrés, menos ansiedad y más aprecio por la vida que cuando tenían 10 ó 20 años menos.

Haga trabajo voluntario.
Ayudar a personas necesitadas no sólo es una noble causa, sino un gran remedio para tensiones propias.
Quienes ayudan al prójimo que sufre registran 72 por ciento más de
satisfacción con la vida, que quienes no lo hacen.

Nunca se rinda.
Sea lo que sea, pase lo que pase, simplemente nunca se rinda. Entréguese a la vida con pasión, por Ud. , por su familia, por sus amigos, por su ciudad, por quienes no conoce y no se rinda. La pasión multiplica las energías y no conoce de edad.

En la medida de lo posible camine
No use su carro. Estudios demuestran que las personas que se desplazan a pie tienen menores niveles de estrés que los que recorren trayectos similares en vehículos.

Comparta lo que sabe.
En la primera mitad de la vida se acumulan
abundantes y valiosos conocimientos. Enseñarle a otra persona lo que se ha aprendido es una forma de contribuir a su mejor futuro. Y es una manera de aumentar la autoestima y la sensación de haber vivido una vida interesante.

No se guarde sus problemas.
Contarle sus dificultades a amigos y
familiares, sin convertirse en una carga, es una fórmula efectiva para
aliviar presiones nocivas. Los adultos jóvenes, por orgullo, se tragan
sus preocupaciones, lo cual produce una gran indigestión emocional. Si tiene una dificultad, coméntela por lo menos a una persona.

Convierta su hogar en un paraíso.
Haga todo lo posible porque su casa sea un sitio ideal: espacio para el descanso, el entretenimiento, una vida familiar estrecha, fuente de tranquilidad, lugar para desarrollar sus pasatiempos, un remanso de paz. Esto le ayudará a aliviar más fácilmente las hostilidades del mundo externo.

Perdone.
Pensamos que perdonar es algo que hacemos a favor de quienes nos ofenden, pero en realidad el principal beneficiario del perdón es quien lo da, porque descarga su rabia y su dolor.
Perdonar no es un signo de debilidad sino de fortaleza. Ensaye perdonar y verá cuánto gana.

Asegúrese de que sus alegrías sean muy ruidosas y muy frecuentes, que se enteren todos! especialmente su cerebro y su corazón. Vaya más allá de los formalismos.
A partir de cierta edad, para realmente aprovechar las relaciones
interpersonales, hay que olvidarse de los títulos, de las cuentas
bancarias y de los apellidos ilustres, para concentrarse en la esencia
de los seres humanos. Así es cómo se descubren las verdaderas joyas que son las que en realidad alegran la vida. Deje que la humildad se apodere de Ud.

Haga deporte.
Es fundamental para conservar no sólo la buena salud física sino la mental. investigaciones comprueban que el principal beneficio del deporte frecuente es de naturaleza sicológica, más que física. Es además, una manera eficaz de despejar los nubarrones y las telarañas que se posan sobre las cabezas sedentarias.

Tenga amigos muy cercanos.
La gente que tiene buenos amigos logra niveles de satisfacción con su vida 19 por ciento superiores al que tienen los 'llaneros solitarios'. Y son 23 por ciento más optimistas.
Recoja sus amistades de antes y hágalas vivientes ahora. Sino se
preocupó por cultivarlas, olvídelo, ellos están en la misma tarea que Ud.

Vuélvase un 'niño'.
En lo posible, y sin exagerar, trate de mantener sanas actitudes
infantiles: curiosidad, vitalidad, capacidad de reírse con facilidad,
gusto por los juegos, sinceridad , el gusto por tocarse y dejarse tocar
y un sentido de liviandad.

Escuche todo el día la música que le gusta .
La música produce espléndidos efectos positivos en todas las
dimensiones del ser humano. Para trabajar, para leer, para cenar, para cantar, para estudiar, para soñar, etc., la música es una compañía perfecta.


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